Este mes se produjo un revuelo
tremendo en la concentración de la selección española de fútbol que acudirá a
disputar los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Uno de los jugadores, el
navarro Mikel San José, se sintió enfermo y el médico de la selección, Jorge
Guillén, pudo confirmar que se trataba de varicela. En ese momento supo lo que
se le venía encima.
La varicela es una enfermedad muy
contagiosa y los jugadores están concentrados manteniendo un contacto muy
estrecho.
Por suerte, la varicela es una
enfermedad que deja inmunidad de por vida y que solo suele sufrirse una vez por
lo que muchos de los jugadores deberían estar protegidos.
Para aquellos que no la sufrieron
de pequeños, en España, en todos los casos en los que un niño no pasa la
enfermedad antes de los 10 años, las Autoridades Sanitarias recomiendan –y
sufragan- la administración de la vacuna frente a la varicela. En algunas
Comunidades Autónomas esta vacuna se administra a todos los niños junto a la
vacuna triple vírica al estar incluida en sus calendarios vacunales infantiles.
Por lo que todos deberían estar protegidos.
La razón por la que las
Autoridades Sanitarias recomiendan que cualquier persona mayor de 10 años que
no haya pasado la enfermedad se vacune reside en que la enfermedad en adultos es
más grave y puede complicarse con gran frecuencia y ser motivo de
hospitalización y muerte. Se estima que la infección por el virus de la
varicela es 25 veces más grave en el adulto que en el niño. El adulto presenta
una respuesta febril más intensa y prolongada y un exantema con mayor cantidad
de lesiones y que requieren más tiempo para la curación. Los síntomas
generalizados, como malestar general, dolor muscular, falta de apetito y
deshidratación, también son más intensos. Las complicaciones son más frecuentes
y destacan la neumonía o la encefalitis, esta última es hasta 7 veces más
frecuente que en los niños sanos.
Las tasas de letalidad por
varicela en niños hasta los 14 años se estiman en 1 de cada 100.000 casos
mientras que en adolescentes entre 15-19 años en 2,7 por 100.000 casos y en
adultos entre 30-49 años en 25,2 por 100.000 casos. En España, entre los años
1987 y 2002 se registraron 79 muertes debidas a varicela, 57 de ellas en
mayores de 14 años.
Al pensar en la inmunidad natural
tras la enfermedad y en la de que proporciona la vacunación, los médicos de la
selección debieron respirar tranquilos pensando que la extensión a otros
jugadores sería sumamente improbable. Pero primero debían asegurarse de que
realmente la hubiesen pasado y de que el resto estuviese vacunado. Actuaron
adecuadamente separando a San José rápidamente del resto del grupo, e investigando
cuántos jugadores han pasado ya la enfermedad o están vacunados mediante
analíticas de sangre. Aquellos no protegidos serían susceptibles de recibir
gammaglobulina.
Para su sorpresa, y la mía,
fueron varios los jugadores que no estaban protegidos y que eran susceptibles
de infectarse. Entre ellos el bien conocido Iker Muniain, compañero en el
Atletic Club de Bilbao de San José, alucinaba con el movimiento que se traían
los médicos esos días y declaraba: “Estoy un poco acojonado porque yo no la he
pasado pero esta tarde creo que vienen a vacunarnos o a ponernos una
inyección".
No es de extrañar que todos los
medios de comunicación se hayan hecho eco de la noticia, algunos incluso con
titulares divertidos: al conseguir ser durante el mismo mes de julio Campeones de Europa en la categoría
absoluta, categoría sub-19 y en la modalidad de fútbol-playa, parecemos invencibles y hay que buscar rivales de otra "categoría" de cara a los JJ.OO. Y es que es cierto, que muchas veces una
enfermedad infectocontagiosa puede ser nuestro peor enemigo o rival y dar al
traste con años de preparación deportiva.
Hubiese sido una desgracia que
Mikel San José hubiese sufrido una grave neumonía o encefalitis varicelósica
como complicación de su enfermedad.
Hubiese sido un descalabro perder
más jugadores por culpa del absurdo contagio de una enfermedad frente a la que
deberían estar protegidos.
Ha sido una pena descubrir que
varios jugadores susceptibles frente a la enfermedad, y que se someten
continuamente a controles de salud, no estuviesen protegidos con una vacuna que
ha demostrado su eficacia y seguridad frente a una enfermedad que puede
complicarse y que puede diezmar su equipo.
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