martes, 13 de marzo de 2012

Vacunar o no vacunar, en el bolsillo lo van a notar


El gobierno australiano retira beneficios fiscales a los padres que no vacunen a sus hijos.

El aumento de niños no vacunados pone en riesgo la salud de lactantes, de aquellos que no pueden ser inmunizados por motivos de salud, de quienes nacieron antes de las campañas de vacunación masivas y no pasaron la enfermedad, y de quienes han perdido o tienen debilitadas las defensas (como los receptores de trasplantes de médula ósea) y, por supuesto, pone en riesgo la propia salud. En el mundo desarrollado, oponerse a la vacunación se encuentra en el origen del repunte de enfermedades como el sarampión, la rubéola, las paperas (parotiditis) o la tos ferina , lo cual se ha demostrado que pone en peligro la vida, disminuye la calidad de ésta en muchos enfermos y tiene, además, un gran coste económico para la sociedad.

En este último punto es donde precisamente el gobierno australiano ha pensado compensar la balanza o intentar invertir la tendencia de los que, con su decisión, son arrastrados por otros. En este país, a partir de este año 2012 los padres que no vacunen a sus hijos pagarán más impuestos. Bueno, en realidad no pagarán más, simplemente no tendrán derecho a los beneficios fiscales que se vienen aplicando a las familias hasta que sus hijos menores cumplen 5 años. Supone en total unos 2.100 dólares australianos (unos 1.700 euros) por niño que, a partir de ahora, se pagarán en tres plazos -al año, a los 2 y a los 5 años- tras comprobar que el pequeño haya recibido todas las vacunas prescritas. Como medida adicional, además suprimen un “cheque-vacuna” de 250 dólares australianos que se pagaba a cualquier familia con niños menores de 5 años completamente vacunados.

Esta medida llega tras constatar que el 11% de los menores de 5 años australianos no está vacunado por voluntad paterna, y conscientes de que esa actitud supone un riesgo para el conjunto de la población. De  hecho, en Australia los casos de tos ferina han alcanzo en el año 2010 las cifras más altas en las 2 últimas décadas, pasando en solo tres años de 4864 casos a 34.785 con 8 fallecimientos de niños menores de 2 meses (en los cuales no puede administrar la vacuna aún).

Las autoridades sanitarias australianas -tan peculiares en muchos aspectos- han tomado la iniciativa tras comprobar que premiar con un "caramelo"  ha fracasado y no han dudado en sustituirlo por un castigo en el "bolsillo".

1 comentario:

  1. Y tu has pensado porque los padres no vacunan a sus hijos? Acaso no los quieren y no les preocupa su salud?
    O no será que las vacunas en el mundo civilizado nutricionalmente hablando, son solo un gran negocio farmacéutico?

    Saludos

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